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viernes, 26 de agosto de 2011

Cuestión de pelos

Hay momentos muy duros en la vida de los seres humanos, en donde una decisión puede trastocar el desarrollo de los hechos en el futuro: trabajar o estudiar, beber o conducir, abonarse o no a Canal +, votar o no votar, ir o no a un sitio, etc. Todos esteos sucesos son una nimiedad comparado con ir a la peluquería. En este casual se juntan una serie de condicionantes que hacen decantar la balanza hacia un futuro digno o hacia un destino menos fructífero. Primero tienes que escoger a qué peluquería vas a ir porque no es lo mismo ir a un sitio mega-cool con sus peinados de arte moderno que ir a otro mega-cooltre, con su atmósfera propia. Cuando ya determinaste la opción que se amolda a tus intereses, tienes que escoger que peinado hacerte. 

A continuación os voy a poner una serie de ejemplos con sus consecuencias:

Ir a una barbería.Primero, ir a un local que empieza por la palabra "BAR" ya es sinónimo de que te van a cortar el pelo en exceso sino fíjate en la cantidad de pelo que se te cae cuando pagas una cerveza. Y nada más lejos de la realidad. Eso es lo que sucede. Allí puedes hacer la descripción más buena de la historia, hacer un dibujo neorrealista o llevar fotos sobre el peinado que tú quieres que sólo va a haber una posibilidad, el rapado. Un señor de unos 50-60 años, con 8 litros de Brummel encima, con un peinado a lo Anasagasti, que asienta ante los gritos de Radio Intereconomía... te sienta un sillón de tortura, coge su máquina corta pelo oxidada con sonido a motosierra y te pregunta:

- ¿Qué quieres que te haga?

La pregunta es muy de cine X, pero con el acojone que llevas piensas en un instintivo "¡No me mates, cabrón!". Pero, al final le describes el tipo de peinado que te gustaría tener con una voz de pito tremenda.

Él contestará:
- Entendido.

Persona que se arrepintió en el último momento.

En su contestación no te va a mentir, él lo entendió todo muy bien. Entendió que pasa de lo que tú digas, que te va a hacer lo que le salga de las pokeballs. Durante el transcurso del sacrilegio, él se pasará en exceso con la máquina y la cabeza te comenzará a sangrar y el pelo a "bachearse", mientras tú apesadumbrado piensas: "Yo he venido a cortar el pelo, no a presenciar la Matanza de Texas". Tras ese sufrimiento él te dirá con su voz torrentiana:


- Chavalote, ahora vas a estar fresquito y, si te fijas bien, te pareces a unos cracks como Ronaldo, Pepe...


Entonces, ¿estás insinuando que soy un obeso, que llevo pañales, que monto orgias cumpleañeras y que tengo instintos asesinos? Bueno, esto último lo clavaste porque después de ver lo que me hiciste me dan unas ganas de matarte.


Aunque lo peor aún está por llegar porque tus amigos se cebarán contigo. Unos te llamarán bombilla y tú pensarás: "¡Qué bonito es ser una bombilla a tu lado, así compenso las pocas luces que tienes!". Otros son más originales y te dirán:


- Se te ven las ideas.


Y tú harto de tanto puteo, con una vena sobrenatural a lo Patiño, contestarás:


- Ya que adivinas mis ideas, a ver si ves la idea que tengo de tirarme a tu pareja después.


Las chicas también se ríen de ti, pero con ellas no puedes ser tan grosero. Ante todo, caballerosidad, y si puedes vender las mejorías con tu cambio de look, mejor.

- Ey, nena, me rapé el pelo con la finalidad de establecer en mi cabeza una placa solar con la cual alimentar mi máquina sexual.


Ellas tienen dos caminos para salir de ese apuro; uno, escapar corriendo porque pareces un obseso sexual y dos, aumentar tu humillación con un sútil:

- Sí que la alimentas, lástima que sea en solitario.

Una peluquería "normal". Por lo general, te atenderá una chica joven, de unos 20-30 años, con una mandíbula potentísima que es capaz de convertir el chicle que está masticando en pure y que lo más importante que hizo en su vida fue robar los aros olímpicos y ponérselos en las orejas.

Allí el servicio es de mayor calidad que el de la barbería. Sólo te digo que deja escoger entre tijeras o máquina. También los peinados mejoran y hay mayor variedad en los looks:

Look franciscano en su máximo esplendor
El look fransciscano. Se caracteriza por el exceso que comete la peluquera con la tijera en una parte de tu cabeza, la coronilla.

- El look "Vaquilla". Se caracteriza porque te deja una autopista que atraviesa el centro de tu cabeza desde la frente hasta la nuca. Este look se complementa con la "coletilla" que te deja al final. Con él, no es recomendable acudir a los bancos en un periodo de tiempo. Es por tu bien.

- El look "Prison Break". Por la influencia de los barberos te cortarán el pelo a diferentes escalas, convirtiendo tu cabeza en un laberinto o, en su caso, en el plano para escapar de la cárcel.
- El look "fresquito". Acudes a última hora y ella se encontrará agotada de una larga jornada. En vez de escucharte, hará lo que quiere y te rapará el pelo. Para subir tu autoestima, aprovechándose de la debilidad masculina ante un cumplido femenino, te dirá: "¡Qué guapo estás así!"

Con todos estos looks, siempre hay una consecuencia. Una alfombra persa que rodea todo el sillón del centro artístico. Es tan buena la calidad de ese tapiz, que los marroquís se interesaron en comerciarlo por las calles junto con sus "Trólex".

Una peluquería megahipersupermega-cool. Es la mezcla de las anteriores pero se diferencia de ellas en una serie de puntos:

- Además de utilizar secadores, tijeras, navajas, máquina, etc. incorporan un nuevo elemento, el sable. Lo notará tu cartera cuando pagues.

- Siempre suelen tener una variedad en plantilla entre hombres y mujeres. Así, la táctica del cumplido no tiene fallos.

- Son fans de Picasso. Te intentarán colocar cualquier peinado abstracto como moderno.
Secador oficial

- Huele bien.

- El servicio de limpieza es como un perro hambriento. Es ver un pelo en el suelo y lanzarse a por él.
- Nunca verás a un acomplejado por allí. Las imágenes que están colgadas los hunde.

- En su afán de ser tan cools hace que, en vez de tener el "Hola!" tengan el "Vogue".

- Tener un secador negro no mola. Mejor lo tapizamos con piel de tigre o cebra.
Con todo esto, es mejor ser rasta. No te gastas dinero ni en peluqueros ni en champú.

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